Copos de nieve

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Esta fábula está sacada de la web de un amigo para ejemplificar una idea muy interesante. Curiosamente había pensado sobre ese tema ya hace mucho tiempo, sin embargo está narración la muestra muy bien.


Era invierno. La nieve caía mansamente en copos diminutos y ligeros meciéndose en su descenso, empujada a veces caprichosamente por súbitos remolinos de ventisca que levantaban también hojas secas y polvo. Un pajarillo observaba el paisaje, gris y blanco, frío pero indulgente, sobre la rama desnuda de un árbol. Se zafó de la nieve que empezaba a calarle los huesecillos con un ligero aleteo. Otra ave se aproximó planeando y se posó sobre la misma rama, cubierta de nieve, atraída por la serenidad del pardo contemplador, que se atusaba ahora el plumaje bajo las alas, sin percatarse de su inesperada compañía.
–¿Cuánto pesa un copo de nieve? –preguntó el recién llegado.
El pajarillo meditó unos instantes, observando los copos caer.
–Nada.
Ambos permanecieron en silencio.

La nieve continuaba cayendo, con la misma ligereza y parsimonia, y así también caía la tarde. Con el tiempo íbase amontonando la nieve y menguando la luz, en un paisaje aparentemente inmutable, como si de una pintura dinámica se tratara.
Al cabo de un rato, en un árbol vecino, una ramita frágil cedió y se partió bajo el peso de una considerable capa de nieve. Los pájaros se miraron ante aquel acontecimiento. El pájaro que había llegado más tarde, levantó el vuelo y se marchó, dejando al pajarillo pardo contemplando la ramita en el suelo.


Una pequeña luz, como un copo de nieve de la fábula, puede no iluminar apenas, igual que no pesa un único copo. No obstante, diversas lucecitas colocadas juntas tal que sus haces concurran iluminan más que éstas situadas de tal manera que ninguno de ellos toque otro. La unión de muchas pequeñas luces no crea el sumatorio de éstas, sino una única luz más grande y brillante. Igual que muchos copos de nieve que apenas pesan, amontonados uno encima del otro.

Con las personas pasa lo mismo. Simplemente tenemos que encontrar cuál es el pequeño haz lumínico o copo de nieve que nos une y aumenta esta luz o peso. El punto en común que nos hace movernos. Y luchar.

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